domingo, 12 de julio de 2009
Se llenan de mentira las noches
(El arte no deja de mentirme utopías).
sábado, 27 de junio de 2009
¿Ficción?
Se quedaría junto a nosotros
En suave intento por recibir
Un poco del fuego
Que estalla de este aroma
A leña despedazada
Y a pasiones
Como armonías de una música
Insondable.
No digas nada.
En tu susurro
Me hago viento.
Esta quietud me enseña
Sobre mí
Lo que nunca podré encontrar
Buscando.
Entonces... dame quietud
Dame la primera hoja del otoño
Buscando tu mano,
Mi mano buscando tu mano,
Besos a contraluz.
Dame néctar.
Extasiarme recordando
El sabor de la fruta
Única.
Saberme
total.
Libertad, pienso,
Es sólo poder abarcarte con toda el alma.
viernes, 5 de junio de 2009
martes, 28 de abril de 2009
Hoy que no me sale ni dormir
Y todo está tapado y es más o menos idea… hasta que, aunque bien sabés que una concentración casi sólida de angustia en el centro del cuerpo y de la vida reprime tu sueño hace dos días, y aunque vas a tratar de olvidar al corazón siendo desgarrado en violento insomnio por las macabras ilusiones de siempre, imposible y absurdo resulta rehuir de las ‘reales’ lagrimas que ahora caen y del pecho que ahora ‘realmente’ se contrae en desesperado espasmo.
Hoy, el sueño me despierta despiadadamente del letargo, alumbra inclemente una realidad que hace mucho veo acercarse amenazante y hace mucho niego como mecanismo de defensa. Minúsculo soy ante estos colosos de humo que a fuerza de verdad me devoran y me liberan…
Menester es mirar fijo a los ojos al vacío y saberse intrínsecamente perdido y perdedor, sentirse respirar verdadero miedo, querer correr pero no tener a dónde ni a quién, asumirse sin punto de fuga y entenderse plenamente solo.
Sólo entonces se está más cerca del ser, y de la nada.
When you’re down is where you find yourself
When you drown there’s nothing else
If you’re lost you’ll need to turn yourself
Then you’ll find out that there’s no-one else
To make the moves that you can do
When you fall from grace your eyes in blue
Your every breath becomes another world
And the far horizon’s living hell
Take a breath
A deep breath now
David Gilmour – Take a Breath.
viernes, 17 de abril de 2009
miércoles, 18 de febrero de 2009
La búsqueda
"Lo que su mente ha hecho al pensar no es pues sino algo así como un desnudar, descubrir, quitar un velo o cubridor, re-velar (= desvelar), descifrar un enigma o jeroglífico. Esto es lo que significaba en la lengua vulgar el vocablo a-létheia —descubrimiento, patentización, desnudamiento, revelación."
José Ortega y Gasset
"Rather than love, than money, than fame... give me truth."
Henry David Thoreau
sábado, 17 de enero de 2009
The lukerwarm
Y a este descenso corresponde un nuevo tipo de universalidad, que es el del subsuelo, de esa especie de tierra de nadie en que casi no cuentan los rasgos diferenciales del mundo externo. Cuando bajamos a los problemas básicos del hombre, poco importa que estemos rodeados por las colinas de Florencia o en medio de las vastas llanuras de la pampa.
Pero no hay que confundir esta universalidad con aquella otra que había dado la ciencia: la de la razón y de los entes abstractos de la matemática. Esta otra universalidad es la que se obtiene, como quería Kierkegaard, mediante lo concreto e individual. No es la universalidad de la razón, sino la de la sinrazón.
El alzamiento del hombre contemporáneo contra la tiranía racionalista comienza en las Notas desde el subterráneo. Su héroe, detrás del cual se oculta muy visiblemente el autor, nos dice: "La razón, caballeros, es una buena cosa, eso es indiscutible; pero la razón no es más que la razón y sólo satisface a la capacidad humana de razonar, en tanto que el deseo es la manifestación de la vida entera, es decir, de toda la vida humana, incluyendo la razón y todas las comezones posibles... Que el hombre tiende a edificar y a trazar caminos, es indiscutible. Pero, ¿por qué se muere también hasta la locura por la destrucción y por el caos?... Reconozco que dos y dos son cuatro, es una buena cosa, pero de eso a ponerlo por las nubes... ¿Cuánto mejor no es esto de dos y dos son cinco?".
Ernesto Sábato en Hombres y engranajes (1951)