lunes, 7 de enero de 2008

Matador de brújulas

¿Qué siginifica ser Matador de Brújulas?

Estamos rodeados de símbolos, ideas, instituciones y tabúes, que simplemente nos limitan dejando un espacio bastante reducido de nuestra libertad, de nuestra esencia misma. Estas brújulas que pretenden dirigir nuestro camino no son otra cosa más que el reflejo de nuestros miedos, que como sociedad nos inventamos para no perder el camino, para estar seguros de que existen respuestas, de que hay verdades y que puede haber un paraíso prometido para los que pasen la prueba de un juicio final.
En este sentido, varios han trazado ya una no-ruta, que ellos mismos construyeron, o "deconstruyeron" si se quiere. Copérnico nos demostró que no somos el centro del universo y destruyó una brújula que se creía inmortal. Darwin, y el descubrir que no somos la raza divina que se pensaba. Otra menos. Nietzsche (un matador de todo, hasta de sus propias obras) y el pensar en destruir a los ídolos para construir un überman (superhombre) más allá del bien y del mal, o de sí mismo. Freud y el sabernos presas de nuestros pulsos o sentidos, y que ni siquiera dominamos lo que pasa en nuestra mente. Khun, Popper, Derrida... y el encontrarnos con que ni siquiera la ciencia es verdadera, la verdad es un mito, y conformarnos con la no-falsedad. La lista puede continuar, sin embargo, la propia enseñanza de éstos puede quedar limitada a que se tenga por brújula sus deconstrucciones, y no se llegue a nada sino hasta que no llegue alguien que se atreve, alguien que pretende ser libre.
Pero no se trata de progreso, ni de la búsqueda de la verdad o de la ciencia y la sociedad perfecta. Un matador de brújulas, simplemente busca ser feliz, más allá de todo pragmatismo inmediato, de toda ley del valor. Más allá de limitaciones que hombres del pasado nos hereden; más allá de opresiones del presente. Negar las mentiras colectivas. Jugar Rayuela a la entrada del recinto sagrado. Tener la mirada fija en la estrella y no tanto en una meta que se sabe espejismo y que por ello no debe tocarse, porque es fruto de un encantamiento.
Es ante todo una posición filosófica, cuya quintaescencia no es el éxito o el resultado útil y provechoso de las acciones emprendidas. Es una definición de antipragmatismo, y en oposición con el pragamtismo anglosajón, (tal vez) reconociendo la herencia del pueblo romaní (gitano) que viaja por el mundo, en su mundo, pero sin llegar a ninguna parte. Viajeros sin brújulas privilegiadamente errantes, pero que se guían al amparo de la noche, de las estrellas.
Ser un Matador de Brújulas, es ponerse el Grandioso Yelmo de Mambrino, y como Don Quijote, salir en búsqueda del ideal imposible (el amor de Dulcinea), viajar en un incierto camino trazado por los pasos de Rocinante; poner el mayor esfuerzo en ese camino que es vida aún en la derrota .

Es salir de noche, sin propósito fijo...

No hay comentarios.: